Por Aneuris Hernández
La actual Junta Central Electoral (JCE) ha demostrado ser una institución que ha logrado un equilibrio excepcional entre transparencia, eficiencia y diálogo abierto con los actores clave del sistema democrático dominicano. A lo largo de su mandato, no solo ha garantizado procesos electorales justos y transparentes, sino que también ha cultivado una relación de respeto y cooperación con los partidos políticos del país, lo que ha permitido un entorno electoral más armónico y participativo. Por todo esto, su gestión merece ser reconocida y ratificada por cuatro años más.
En un contexto donde la confianza en las instituciones es fundamental para el fortalecimiento de la democracia, la JCE ha implementado una serie de reformas y mejoras tecnológicas que han sido cruciales para asegurar procesos electorales ágiles y confiables. La modernización del sistema electoral, con la incorporación de tecnologías avanzadas para la emisión y conteo de votos, ha reducido significativamente los márgenes de error y ha permitido que los resultados sean emitidos con mayor rapidez y precisión. Estos avances no solo han facilitado la labor electoral, sino que han reforzado la credibilidad del sistema ante los ojos de los ciudadanos.
Otro logro notable de esta JCE ha sido su capacidad para mantener una relación flexible y colaborativa con los distintos partidos políticos del país. En lugar de actuar de manera unilateral, la JCE ha demostrado una voluntad constante de escuchar y dialogar con los diferentes sectores políticos, promoviendo un ambiente de respeto mutuo y entendimiento. Esta actitud ha sido clave para resolver cualquier desacuerdo de forma constructiva, evitando conflictos innecesarios y asegurando que todos los partidos tengan igualdad de condiciones en el proceso electoral.
Gracias a esta política de puertas abiertas y diálogo permanente, la JCE ha logrado garantizar un marco electoral más inclusivo, en el que todos los actores políticos se sienten representados y escuchados. Este enfoque ha fortalecido la confianza de los partidos en la imparcialidad y la transparencia de la Junta, lo que ha sido crucial para la legitimidad de los resultados electorales y la estabilidad política del país.
Además, la JCE ha continuado promoviendo la participación ciudadana a través de campañas de concientización y educación electoral. Estas iniciativas han incrementado la participación de los votantes y han consolidado una cultura democrática en la que el voto es visto como una herramienta fundamental para la construcción del futuro del país.
En resumen, la JCE ha demostrado ser una institución comprometida con la transparencia, la imparcialidad y el diálogo. Su capacidad para gestionar procesos electorales limpios y eficientes, junto con su disposición para trabajar de la mano con los partidos políticos, la posiciona como un pilar fundamental de nuestra democracia. Por ello, es necesario que se le ratifique por un nuevo período de cuatro años, asegurando así la continuidad de sus esfuerzos en pro de una democracia más sólida, participativa y transparente.
La continuidad de esta Junta Central Electoral es una garantía para que el país siga avanzando en su consolidación democrática, con procesos electorales justos, transparentes y respaldados por un diálogo fluido y respetuoso con todas las fuerzas políticas del país.